Los Evangelios afirman que Jesús fue crucificado junto a otros dos hombres. Pero no dicen quiénes eran. Marcos y Mateo dicen que eran «bandidos» (en griego: lestés). Lucas los llama «malhechores» (kakúrgos). Y Juan solo habla de «otros dos», sin más explicaciones.
Recientemente el teólogo Ariel Álvarez Valdez, contradijo las Sagradas Escrituras. Pues asegura que esa afirmación bíblica no concuerda con las investigaciones históricas.
Según Valdez supuestamente Poncio Pilato no ordenó que los supuestos ladrones se ejecutaran junto a Jesús. Tras afirmar que, en ese tiempo, los romanos sólo crucificaban a personas consideradas como rebeldes políticos, o revolucionarios sociales o subversivos.
Agrego que esa época en Roma sólo recibía esas condenas quienes estaban en contra del imperio romano, no los ladrones. En este sentido, el teólogo cita a Flavio Josefo, quien afirma que, a mediados del siglo I, la palabra griega “lestés”, adquirió otro significado.
“Eran revoltosos” asegura teólogo
El estudioso concluye que los hombres crucificados en tiempo de Jesús eran judíos que se rebelaron contra Roma. Por tal razón, concluye que los dos hombres crucificados con Jesús no eran ladrones sino revoltosos sociales.
El teólogo asegura que no existía ninguna relación entre los dos hombres y Jesucristo. Y preciso que Cristo lo condenaron por ser un subversivo político, rebelde y agitador social, de acuerdo a las Sagradas Escrituras.
“Es poco probable que varias personas condenadas el mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar, por la misma causa, por el mismo gobernador y con la misma pena, no estén relacionados”, precisó el teólogo para el rotativo argentino.
Agrego que en Judea no había levantamientos políticos todos los días. Por tanto, no se puede suponer que eran perturbadores sociales de otra rebelión diferente a la de Jesús. Sin embargo, el teólogo concluye que los dos hombres eran discípulos de Jesucristo, porque lo condenaron de la misma forma y por el mismo delito.
De acuerdo con lo aportado por el teólogo, otro detalle que confirma el vínculo entre los dos hombres y Jesús es la manera en que fueron crucificados. Los cuatro evangelios coinciden en que Jesús fue colocado en el medio, mientras que a los otros dos los colocaron “uno a su derecha y otro a su izquierda” (Mc 15,27; Mt 27,38; Lc 23,33; Jn 19,18). ¿Por qué ubicarlos así? Jesús había sido considerado el líder de los otros dos, sus discípulos.
Otra duda que obtiene respuesta: ¿por qué insultaban a Jesús si supuestamente no lo conocían? Como parte de su movimiento, seguramente se sintieron desilusionados ante el fracaso del líder y protestaron indignados. «¿No eres tú el Mesías? Pues sálvate a ti y a nosotros» (Lc 23,39), le recriminó uno de los crucificados, es decir que no era un delincuente común que no conocía a Jesús, sino por qué le diría Mesías.
«Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino» (Lc 23,42) fue uno de los dichos de uno de los crucificados. Claramente, el hombre tenía confianza con Jesús y creía en sus palabras: estaba convencido de que Jesús era rey y que tenía poder para hacerlo entrar en su Reino.
A falta de saber su identidad (nombre y apellido), queda contestar por qué los evangelios nunca dijeron que los dos crucificados eran discípulos de Jesús. La respuesta es sencilla, según Álvarez Valdés. Entre los primeros cristianos se desarrolló la idea de la muerte salvadora de Jesús, de que Jesús había dado su vida por la humanidad y que su muerte en la cruz había sido redentora.
En consecuencia, la crucifixión se convirtió en el hecho central de su vida, y se le atribuyó un valor salvador único e incomparable. En este contexto, un Jesús muriendo por el Reino junto a otros compañeros, le hacía perder centralidad y exclusividad, según dice el teólogo católico.
Por eso la tradición olvidó pronto la identidad de esos dos discípulos, y se silenció toda referencia a ellos, dando la impresión de que había muerto solo.
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