NOTICIACRISTIANA.COM.- El evangelicalismo moderno debate intensamente el tema de los dones espirituales. Es claro que Dios sigue dotando a Su iglesia hoy en día.
Un debate importante es sobre el don de pastor, especialmente si las mujeres pueden ser pastoras. También se discute sobre los dones milagrosos como lenguas, profecía y sanidad.
El cesacionismo sostiene que estos dones milagrosos cumplieron su función en la historia de la iglesia y ya no se otorgan.
Por otro lado, el continuismo cree que el Espíritu Santo sigue otorgando estos dones hoy en día. Ambos puntos de vista tienen desacuerdos teológicos y prácticos significativos.
Debemos representar correctamente ambas posturas para evitar malentendidos. Este artículo busca aclarar algunas tergiversaciones comunes sobre el cesacionismo.
Los dones continúan
La iglesia actual sigue recibiendo los dones del Espíritu Santo, aunque nuestra época difiere de la de los apóstoles. Es incorrecto sugerir que los cesacionistas rechazan estos dones hoy en día.
Dios siempre ha diseñado Su Iglesia para ser ordenada. El desorden es producto del pecado y la inmadurez. En la iglesia primitiva, hubo gran oposición satánica a la obra de Cristo y sus apóstoles.
Dios acompañó su ministerio con milagros para validar Su obra. Los apóstoles y profetas fueron el fundamento de la Iglesia (Efesios 2:20).
En Creta, la iglesia estaba desorganizada. Pablo instruyó a Tito a nombrar ancianos para equipar a la iglesia y evitar el pecado, las falsas enseñanzas y la inmadurez. Estos ancianos debían predicar y enseñar la Palabra, trayendo orden a la iglesia.
Sin los dones continuos del Espíritu Santo, la Iglesia se marchitaría. Cristo prometió que las puertas del infierno no prevalecerían contra Su Iglesia (Mateo 16:18). Por lo tanto, Dios sigue dotando a Su pueblo con dones únicos para que cada iglesia local funcione de manera bíblica y ordenada.
Los milagros continúan
Los cesacionistas creen que Dios puede realizar milagros en cualquier momento. Pero sostienen que el Espíritu Santo ya no otorga a los individuos la capacidad de realizarlos.
Martín Lutero señaló que en la Iglesia primitiva, el Espíritu Santo se manifestó visiblemente y realizó milagros para establecer la Iglesia. Una vez establecida, estas manifestaciones cesaron.
En las iglesias cesacionistas, se ora por sanación y milagros, lo que indica que creen en la intervención divina actual. Sin embargo, los cesacionistas distinguen entre los milagros bíblicos y las respuestas a la oración moderna.
John MacArthur explica que los continuistas ven la sanidad moderna como una oración prolongada, mientras que los milagros bíblicos eran inmediatos y públicos.
Aunque los cesacionistas reconocen picos en la actividad milagrosa en la historia bíblica, no niegan que los milagros puedan ocurrir hoy. Creen que algunos dones, como la sanidad y la revelación, han cesado, pero esto no impide que Dios actúe sobrenaturalmente según su voluntad.
Cómo evitar las falsas caricaturas
Los cesacionistas creen que algunos dones del Espíritu Santo ya no son necesarios ni otorgados hoy. Pero esto no significa que rechacen el ministerio activo del Espíritu Santo.
Según la Confesión Bautista de Londres de 1689 y la Confesión de Fe de Westminster, las antiguas formas de revelación han cesado. Y afirma que la Escritura es suficiente para el conocimiento de Dios.
Es incorrecto etiquetar a los escépticos de sueños y visiones como “hipercesacionistas”. La sanidad divina sería evidente si estuviera en funcionamiento hoy, pero no es lo que observamos.
Es crucial no etiquetar falsamente a los oponentes y ser escépticos ante afirmaciones de revelaciones directas o dones milagrosos. Los milagros genuinos son innegables y visibles para todos, como en el ministerio de Cristo.
Debemos representar adecuadamente ambas posiciones, cesacionista y continuacionista, y abordar cuestiones teológicas serias.
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